Por ELAM se conoce la Escuela Latinomericana de Medicina, institución cubana de donde proceden cientos de jóvenes egresados en Medicina que desean ávidamente su incorporación al sistema de salud de El Salvador.

Estos estudiantes, en su mayoría, son jóvenes que han fracasado en su intento por terminar su carrera en la Universidad estatal y que por nexos con el partido en el poder, han logrado viajar a Cuba a realizar el sueño de sus vidas.
Es notorio que el panorama en cada sociedad es distinto, y la realidad de salud lo es así mismo. Estos médicos se formaron en un sistema de salud que pone en primer lugar la prevención además de la promoción de la salud.

El escenario salvadoreño es completamente distinto, cargado de violencia y sus consecuencias en sus ciudadanos y de enfermedades crónico-degenerativas; por lo que al llegar a un país que no han visto es seis años y con un sistema de salud que les es ajeno, se tornan en personal de salud no idóneo para llevar a cabo las labores asistenciales que la población salvadoreña requiere.

El nivel más bajo en evidencia en Medicina es el testimonio de alguien, pero vaya que con la problemática de salud actual, múltiples comentarios han llegado a oídos de muchos galenos formados en El Salvador, por ejemplo, algunos de los médicos de la ELAM no son capaces de realizar procedimientos de cirugía menor o de tratar un caso de emergencia que amerite atención oportuna e inmediata para salvaguardar la vida del paciente. Pueda ser que sean casos aislados, pero ocurren demasiado a menudo.
Por lo anterior es moralmente injusto que el Ministerio de Salud permita que se incorporen de la manera que lo hacen actualmente, siendo más correcto que realicen el Internado Rotatorio por la red de hospitales públicos del país y que solamente habiendo cumplido esto, puedan iniciar el Servicio Social… A lo mejor les sirve de algo.

La cuestión de las plazas pagadas y las plazas ad honorem es otro componente de la problemática. Para este año el Minsal tiene disponibles 366 plazas pagadas y alrededor de 900 personas luchando por una de ellas. El lío comienza cuando la asignación de las plazas pagadas se hace basándose en la calificación de un examen sobre las Normas de Primer Nivel del Minsal.

Y acá mientras el médico interno de El Salvador trabaja de lunes a domingo en jornadas que tienen hora de entrada, pero no de salida, con turnos de 36 horas cada 3 o 4 días, debiendo responder académicamente a la Universidad y asistencialmente al hospital donde labora, el medico graduado en Cuba se encuentra en la comodidad de su hogar repasando los apuntes sobre el examen, ademas de haber sido adiestrado en cursos de estas Normas por el mismo Minsal.
¿Competencia desleal? Júzguelo usted mismo.



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