Este día un periódico local publicó una noticia sobre la muerte de un paciente en la Unidad de Emergencia del Hospital Nacional Rosales. (Ver noticia)
Los reporteros, que solamente llegan unos minutos a la Emergencia, se desviven por contar una historia parcial de lo verdadero ocurrido; y es que sólo quien ha trabajado sin descanso en ese lugar tiene la solvencia moral para opinar sobre el manejo interno de los pacientes.
Me ha tocado el ego la forma en que los pseudoperiodistas confabulan con su pluma para desinformar a la población.
El día de ayer un amigo me comentaba al respecto, y según su opinión, el Rosales no tiene una buena reputación.
Esto es cierto en alguna medida. Les contaré porqué:
El Hospital Rosales es un centro nosocomial de tercer nivel de atención, que atiende patologías de complejidad importante, con personal médico curtido en las miles de batallas que se llevan a cabo contra la muerte.
Sin embargo, el hospital es utilizado erróneamente, porque, por ejemplo, aún se realiza procedimientos que no competen a un hospital de su categoría, como las apendicectomías, que bien pueden ser practicadas en otros centros de menor complejidad.
Con esto se satura el sistema, se sobrecarga al personal médico y paramédico; que ya per se, llevan cargando en sus hombros un enorme rezago de cansancio por no comer decentemente y no dormir como es debido, lo que un ser humano necesita para poder desenvolverse de manera correcta en sus actividades diarias, sean éstas las que sean.
Otro problema que se afronta en el Rosales es la afluencia de pacientes con patologías que pueden ser perfectamente tratadas es Unidades Comunitarias de Salud Familiar. (Como historia personal, durante un turno evalúamos a un paciente por varicela, a las tres de la mañana, se le recetó el medicamente adecuado y el paciente enojado dijo "Puta, lo mismo que me dieron en la Unidad de Salud me dieron estos pendejos").
La otra cuestión es el mínimo número de personal médico que se queda por turno, para quién jamás ha pisado un hospital como estudiante de Medicina, hago la remembranza que el estudiante ha llegado a las cuatro am del día anterior, si ha tenido suerte ha podido comer aunque sea un tiempo de comida, y este ciclo se repite cada tres ó cuatro días, además de que en calidad de estudiante, debe rendir para sus exámenes, pruebas prácticas, clases y demás.
Teniendo este panorama, y con solamente 6 personas para atender la enorme cantidad de pacientes, se imaginan el estresamente mundo en que se convierte la Emergencia del Rosales.
Además, los cuerpos de socorro, quienes desinteresadamente brindan sus servicios a la población, en algunas ocasiones sólo descargan a los pacientes en el hospital.
En este caso en particular el paciente era un adulto masculino de más de 60 años de edad, no identificado, que llegó al nosocomio sin que nadie lo notara.
Yacía en una camilla sin tratamiento alguno, y según otra usuaria -la que llamó a los periolistos- con un fuerte dolor abdominal.
Es inhumana la forma en que los periodistas mencionan que los médicos pasaban a la par del paciente sin mostrar una gota de empatía siquiera.
Para quién no ha estado dentro, es muy fácil juzgar y decir infinidad de improperios contra el personal de salud.
Siento mucho por la muerte del paciente, y más porque los medios de desinformación hace lucro de ello.
No quiero defender a los médicos sólo porque pertenezco a su grupo, sino que dejar en claro que el ser humano tiende a juzgar duramente a otros de su especie, conociendo parcialmente la historia.
Confío en que estos algún día cambiará.
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