¿Podrán decir los miopes decir adiós para siempre a las gafas y las lentillas? Ese podría ser el resultado de un estudio encabezado por científicos del King’s College de Londres (Reino Unido) que ha permitido identificar 24 genes que causan miopía, una de las principales causas de discapacidad visual en el mundo. Los hallazgos, publicados en la revista Nature Genetics y alcanzados a partir de datos de más de 45.000 personas, podrían llevar a identificar mejores tratamientos o modos de prevenir la enfermedad. Una gran noticia teniendo en cuenta que el 30% de los occidentales y hasta el 80% de los asiáticos son miopes.
Durante el desarrollo visual en la infancia y la adolescencia, el ojo crece, pero en los miopes crece demasiado y se alarga de tal manera que la luz que entra en el ojo se enfoca frente a la retina en lugar de sobre ella. Eso da como resultado la percepción de una imagen borrosa. El error diafrictivo del ojo miope se puede corregir de momento con gafas, lentes de contacto o cirugía, pero incluso con esos remedios el ojo sigue siendo más largo y la retina más delgada, lo que a la larga puede conducir a desprendimientos de retina o glaucoma.
Los genes identificados ahora como responsables de la miopía afectan tanto al funcionamiento de la visión en el cerebro y la señalización de tejido ocular, como a la estructura y el desarrollo del ojo. "Ya sabíamos que la miopía tiende a darse en familias, pero hasta ahora conocíamos poco acerca de las causas genéticas. Este estudio revela por primera vez un grupo de genes que asociados con la miopía y que los portadores de algunos de estos genes tienen un riesgo diez veces mayor de desarrollar la enfermedad" ha explicado Chris Hammond, experto en epidemiología genética y principal autor del estudio.
Por otra parte, también existen factores ambientales, como la lectura, la falta de exposición al aire libre y un mayor nivel de educación, que pueden aumentar el riesgo de miopía, una patología que ha demostrado también ser más común en las personas que viven en zonas urbanas.
Durante el desarrollo visual en la infancia y la adolescencia, el ojo crece, pero en los miopes crece demasiado y se alarga de tal manera que la luz que entra en el ojo se enfoca frente a la retina en lugar de sobre ella. Eso da como resultado la percepción de una imagen borrosa. El error diafrictivo del ojo miope se puede corregir de momento con gafas, lentes de contacto o cirugía, pero incluso con esos remedios el ojo sigue siendo más largo y la retina más delgada, lo que a la larga puede conducir a desprendimientos de retina o glaucoma.
Los genes identificados ahora como responsables de la miopía afectan tanto al funcionamiento de la visión en el cerebro y la señalización de tejido ocular, como a la estructura y el desarrollo del ojo. "Ya sabíamos que la miopía tiende a darse en familias, pero hasta ahora conocíamos poco acerca de las causas genéticas. Este estudio revela por primera vez un grupo de genes que asociados con la miopía y que los portadores de algunos de estos genes tienen un riesgo diez veces mayor de desarrollar la enfermedad" ha explicado Chris Hammond, experto en epidemiología genética y principal autor del estudio.
Por otra parte, también existen factores ambientales, como la lectura, la falta de exposición al aire libre y un mayor nivel de educación, que pueden aumentar el riesgo de miopía, una patología que ha demostrado también ser más común en las personas que viven en zonas urbanas.
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