Por Nelson Turcios

Nuestra Universidad de El Salvador (UES) ha siempre sido esencial en la formación de profesionales que han contribuido a desarrollar productividad laboral; promover iniciativa empresarial; presentar soluciones a problemas comunes como prevención y tratamiento de enfermedades, protección ambiental, expansión industrial y desarrollo de infraestructuras y estimular principios democráticos. Varias ideas nuevas que han avivado el proceso de desarrollo de nuestro país han sido generadas por profesionales graduados de nuestra UES.

Sin embargo, el progreso de la educación en la UES ha sido siempre obstaculizado por la falta de visión futurística gubernamental; la percepción infundada de visualizar al profesional con educación superior como enemigo potencial al sistema político-económico imperante y las perennes restricciones presupuestarias. No existe duda alguna de que La UES estaría en una posición envidiable en el mundo académico internacional si no hubiera sido por los constantes zarpazos asestados por la dictadura militar hasta terminar con la invasión de sus aulas y destrucción de invaluable material histórico-educativo.

Nuestra UES necesita modernizarse (computadoras, acceso a internet, laboratorios científicos) y expandir la infraestructura tradicional (bibliotecas, salas de clases, dormitorios estudiantiles, instalaciones recreativas); contratar y retener personal docente de excelente calidad académica y aumentar el acceso de la población pobre a sus aulas. También necesita mejorar programas académicos existentes y crear nuevos programas que llenen las demandas actuales para mantener nuestro desarrollo.

Necesitamos urgentemente reconocer la importancia de la UES en la educación superior en nuestro país y otorgarle el lugar que le corresponde en la agenda nacional. Por lo tanto, Es imperativo que el gobierno central, la UES y donantes privados nacionales e internacionales comiencen a trabajar en conjunto para mejorar nuestra educación universitaria. La necesidad de formar profesionales competentes que nos ayuden a participar en el concierto de las naciones desarrolladas no necesita enfatizarse más.

Exalumnos de la UES debemos darnos cuenta de que ganamos mucho más que una educación en nuestra alma mater. Por lo tanto, como toque de gratitud, es importante que intentemos regresarle algo. Solo la expresión alma mater es motivo suficiente para hacerlo. Debemos seriamente considerar establecer Fundación de Exalumnos UES. Esta fundación jugaría papel importante en el desarrollo actual y futuro de UES. Con nuestras donaciones podríamos patrocinar becas para estudiantes con excelencia académica y de situación económica limitada. Nuestras contribuciones regulares harían una gran diferencia en el presupuesto operacional de nuestra alma mater, lo cual ayudaría a mantener iniciativas y programas académicos regulares. Estas contribuciones también podrían servir para financiar y mantener programas innovadores para mejorar la calidad de la enseñanza. Si no se puede contribuir económicamente, donando tiempo también podría beneficiar a la UES. Todas estas acciones ayudarían a convertir nuestra alma mater en una institución prestigiosa. Cuando los exalumnos contribuyen abiertamente a su alma mater, es más fácil obtener donaciones de organizaciones y filántropos, tanto nacionales como extranjeros. Además, contribuyendo con nuestra UES genera buena voluntad en el público y buena publicidad para cualquier empresa, aunque este no sea el objetivo principal.

No debemos darle la espalda a nuestra alma mater! Parafraseando a John Kennedy: No nos preguntemos qué puede hacer nuestra UES por nosotros; preguntémonos qué podemos hacer nosotros por nuestra alma mater.


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